Ni mal que cien años dure
¿Quién anda ahí?. Apoyándose en los codos, se incorporó como pudo. ¿Quién es?. A su alrededor, la habitación estaba sumida en la oscuridad, sólo se intuían como sombras, las sillas situadas al pie de la cama. De entre las tinieblas avanzó hacia él una imagen espectral, que se fue haciendo más nítida. Vestía un viejo uniforme de color verde oliva, y sobre su cabeza se apreciaba una boina negra.
- ¡ Coño, chico, pero qué haces tu aquí!.
- Ya ves, me enteré de que venías y me he acercado a visitarte. ¡Qué bien te lo montaste, viejo!.
- ¿Qué quieres decir?.
- Hombre que gracias a liberar al pueblo del imperialismo, te has quedado toda la vida mandando tú solito.
- La Revolusión es interrrnesionalllll.
- Cuéntamelo a mí, que me convenciste con la milonga esa. Bien que te quedaste en tu isla escaqueado mientras yo, con mi delicada salud, me echaba al monte por las sierras del continente.
- ¡Patria o muerte, venseremossss!.
Eso sí que me hace gracia, al final fue la patria pa tí y pa los demás la muerte.
Otro espectro se empieza a hacer visible, también viste uniforme verde oliva, pero sobre su cabeza luce un sombrero de paja.
- Hombre Camilo, tú también.
- Tiene toda la razón Ernesto, al final tú te quedaste con todo y a nosotros nos dieron por ahí.
- ¿Voy bien, Camilo, voy bien?.
- Si hombre, vas bien... jodido, que ya has tardado bastante escaqueándote de reunirte con tus viejos compañeros.
- La Patrrrriaaaaa me nesesitaaaaa.
- Ése es el problema; que tú siempre has pensado que la patria te necesitaba única y exclusivamente a tí, el resto a callar y obedecer, al final camuflado de revolucionario has resultado ser un caudillo absolutista. Aunque tú...nunca te creíste todas la bobadas que les vendías a tus pobres compatriotas, claro.
- ¡Lucharemossss hasta el final!...
- Ya me dirás que hacías mandando a Angola, Mozambique o Etiopía al personal de la isla...menos mal que no eras imperialista, compadre. Y todo por obedecer a los que te mantenían de dictador en tu país. Eres simplemente un déspota.
La nueva voz, le desconcierta. Mira por entre los dos fantasmas y ve al fondo un grupo de soldados que se aproximan.
- Ya ve usted, enterrados en vaya a saber qué ignoto sitio de Africa, o peor aún, comidos por los bichos...y todo esto ¿por qué?. ¡Si al final, la potencia a la que servías tan abnegadamente entregando nuestras vidas (qué listo has sido siempre) dejó de existir!. Vaya una oportunidad para haber hecho una Revolución de los Claveles a la portugesa.
- ¡Corrusssiónnn, narcotráfico, limpiaremos las fuersas armadas de elementos indignosss de la confiansa del pueblo!.
- No te agobies, Arnaldo, simplemente, te ha reconocido la voz y en cuanto te oye, le da esta matraquilla - intervino Camilo.
Una multitud empieza a divisarse tras los soldados.
- A nosotros sí que nos jodiste, mira que eliminarnos por no pensar como tú...
- Eran momentos de gran confusión, terció Ernesto.
- Sí pero a nosotros nos llevasteis por delante, el que luego te mataran a ti, por el monte, no nos arregla nada, de morir, podrías haberlo hecho al principio y no después de pasarnos a nosotros por la piedra.
- Al menos fue rápido, terció otra voz procedente de un fantasma cubierto de sargazos, peor es lo del mar, nosotros morimos ahogados por no aguantar tu asfixiante gobierno, y tú alardeando de lo bien que buceabas...que querías ¿rematarnos en el fondo si sobrevivíamos?.
- La Revolusiooonnnn contra el imperialismo yankiiiiii...
- Pues esta sí que es buena - dijo otro -. Yo me pudrí en la carcel, por ser sospechoso de no pensar lo que tú mandabas pensar. Menos mal que habías venido para salvar al pueblo, que si llegas a venir para joderlo, no lo hubieras hecho mejor y lo más increíble es que, a estas alturas, no parece que hayas derrotado a ningún imperialismo, so seboruco, pero bien que nos has jodido al resto.
- Mariconsssoooonn...
- Ya está metiéndose con nosotros - terciaron un grupo de espectros que acababan de entrar - Que mucho meternos en la cárcel, pero luego bien que te beneficias de los turistas sexuales que vienen aquí, y que son tan mariconsones como nosotros.
- El firme amor del pueblo por la Revolusiooonnnn...
- Pues sería firme pero aquellos del fondo son los muertos del SIDA, ése que tan rentable es para tí y tus socios de la "madre patria", que dicen que si necesitas sangre para una transfusión, por ellos encantados de la muerte, intervino Camilo.
- Tu tienes la bemba...colorá - atronó la habitación una firme voz.
Ya era una auténtica multitud de espectros la que llenaba la habitación, se podía decir que no cabía un alma.
- Somos todos los que nos fuimos por no aguantarte y nunca pudimos volver.
- ¿Qué haseeissss aquiiiiii?.
- Es que nos lo han dicho, y no nos lo podíamos creer. Venimos a certificar que es verdad, ya que todas las anteriores veces era un cuento para cortar cabezas estilo sátrapa.
- No, no es posible, esta reunión está llena de gusanos.
- A tí, a este paso no te van a querer, ni los gusanos cuando te mueras...
- Ese punteo de tres...no, no, ¿tú no te habías muerto Compay?
- Hace ya unos días, sin ir más lejos, pero hemos venido todos a despedirte.
- Mi pueblo, que me ama como a mi revolusiooon...
- No hombre, no lo has entendido, venimos a despedirte, viejo - intervino otro espectro.
- ¡Estás despedido!. Pasa por caja y coge el finiquito - clamaron los fantasmas.
- ¡Hasta nunca comandante! - gritaron a coro todos los espectros mientras se deshacían en una fina neblina.
- El Estado soy Yo - dijo en su último suspiro el viejo dictador.
Y aquel Estado murió.
- ¡ Coño, chico, pero qué haces tu aquí!.
- Ya ves, me enteré de que venías y me he acercado a visitarte. ¡Qué bien te lo montaste, viejo!.
- ¿Qué quieres decir?.
- Hombre que gracias a liberar al pueblo del imperialismo, te has quedado toda la vida mandando tú solito.
- La Revolusión es interrrnesionalllll.
- Cuéntamelo a mí, que me convenciste con la milonga esa. Bien que te quedaste en tu isla escaqueado mientras yo, con mi delicada salud, me echaba al monte por las sierras del continente.
- ¡Patria o muerte, venseremossss!.
Eso sí que me hace gracia, al final fue la patria pa tí y pa los demás la muerte.
Otro espectro se empieza a hacer visible, también viste uniforme verde oliva, pero sobre su cabeza luce un sombrero de paja.
- Hombre Camilo, tú también.
- Tiene toda la razón Ernesto, al final tú te quedaste con todo y a nosotros nos dieron por ahí.
- ¿Voy bien, Camilo, voy bien?.
- Si hombre, vas bien... jodido, que ya has tardado bastante escaqueándote de reunirte con tus viejos compañeros.
- La Patrrrriaaaaa me nesesitaaaaa.
- Ése es el problema; que tú siempre has pensado que la patria te necesitaba única y exclusivamente a tí, el resto a callar y obedecer, al final camuflado de revolucionario has resultado ser un caudillo absolutista. Aunque tú...nunca te creíste todas la bobadas que les vendías a tus pobres compatriotas, claro.
- ¡Lucharemossss hasta el final!...
- Ya me dirás que hacías mandando a Angola, Mozambique o Etiopía al personal de la isla...menos mal que no eras imperialista, compadre. Y todo por obedecer a los que te mantenían de dictador en tu país. Eres simplemente un déspota.
La nueva voz, le desconcierta. Mira por entre los dos fantasmas y ve al fondo un grupo de soldados que se aproximan.
- Ya ve usted, enterrados en vaya a saber qué ignoto sitio de Africa, o peor aún, comidos por los bichos...y todo esto ¿por qué?. ¡Si al final, la potencia a la que servías tan abnegadamente entregando nuestras vidas (qué listo has sido siempre) dejó de existir!. Vaya una oportunidad para haber hecho una Revolución de los Claveles a la portugesa.
- ¡Corrusssiónnn, narcotráfico, limpiaremos las fuersas armadas de elementos indignosss de la confiansa del pueblo!.
- No te agobies, Arnaldo, simplemente, te ha reconocido la voz y en cuanto te oye, le da esta matraquilla - intervino Camilo.
Una multitud empieza a divisarse tras los soldados.
- A nosotros sí que nos jodiste, mira que eliminarnos por no pensar como tú...
- Eran momentos de gran confusión, terció Ernesto.
- Sí pero a nosotros nos llevasteis por delante, el que luego te mataran a ti, por el monte, no nos arregla nada, de morir, podrías haberlo hecho al principio y no después de pasarnos a nosotros por la piedra.
- Al menos fue rápido, terció otra voz procedente de un fantasma cubierto de sargazos, peor es lo del mar, nosotros morimos ahogados por no aguantar tu asfixiante gobierno, y tú alardeando de lo bien que buceabas...que querías ¿rematarnos en el fondo si sobrevivíamos?.
- La Revolusiooonnnn contra el imperialismo yankiiiiii...
- Pues esta sí que es buena - dijo otro -. Yo me pudrí en la carcel, por ser sospechoso de no pensar lo que tú mandabas pensar. Menos mal que habías venido para salvar al pueblo, que si llegas a venir para joderlo, no lo hubieras hecho mejor y lo más increíble es que, a estas alturas, no parece que hayas derrotado a ningún imperialismo, so seboruco, pero bien que nos has jodido al resto.
- Mariconsssoooonn...
- Ya está metiéndose con nosotros - terciaron un grupo de espectros que acababan de entrar - Que mucho meternos en la cárcel, pero luego bien que te beneficias de los turistas sexuales que vienen aquí, y que son tan mariconsones como nosotros.
- El firme amor del pueblo por la Revolusiooonnnn...
- Pues sería firme pero aquellos del fondo son los muertos del SIDA, ése que tan rentable es para tí y tus socios de la "madre patria", que dicen que si necesitas sangre para una transfusión, por ellos encantados de la muerte, intervino Camilo.
- Tu tienes la bemba...colorá - atronó la habitación una firme voz.
Ya era una auténtica multitud de espectros la que llenaba la habitación, se podía decir que no cabía un alma.
- Somos todos los que nos fuimos por no aguantarte y nunca pudimos volver.
- ¿Qué haseeissss aquiiiiii?.
- Es que nos lo han dicho, y no nos lo podíamos creer. Venimos a certificar que es verdad, ya que todas las anteriores veces era un cuento para cortar cabezas estilo sátrapa.
- No, no es posible, esta reunión está llena de gusanos.
- A tí, a este paso no te van a querer, ni los gusanos cuando te mueras...
- Ese punteo de tres...no, no, ¿tú no te habías muerto Compay?
- Hace ya unos días, sin ir más lejos, pero hemos venido todos a despedirte.
- Mi pueblo, que me ama como a mi revolusiooon...
- No hombre, no lo has entendido, venimos a despedirte, viejo - intervino otro espectro.
- ¡Estás despedido!. Pasa por caja y coge el finiquito - clamaron los fantasmas.
- ¡Hasta nunca comandante! - gritaron a coro todos los espectros mientras se deshacían en una fina neblina.
- El Estado soy Yo - dijo en su último suspiro el viejo dictador.
Y aquel Estado murió.
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