sábado, septiembre 11, 2004

El precio y la carga

Todos opinan últimamente sobre si los libros de texto deben ser gratuitos, de precios prohibitivos, de préstamo, de alquiler. Si son gratis o de pago en el resto de Europa (por no decir el clásico "más allá de los Pirineos" que tan bien nos sitúa geográficamente como ciudadanos algo periféricos). Egoísmo, puro egoismo de los padres que miran su bolsillo en lugar de pensar en quién va a padecer los dichosos libros. Porque aparte de mucha foto, dibujo y hermoso diseño gráfico, pesan un huevo y parte del otro. Son taaaan bonitos, que el contenido que cabría en texto corrido en apenas treinta páginas ocupa perfectamente doscientas, con sus respectivos gramos de peso. Al final, los alumnos acarrearán durante el curso un montón de kilos de diseño gráfico de usar y tirar, pues su uso implica escribir, recortar y guarrear en los libros para hacerlos inservibles, que ya es el colmo de la mala leche para con los padres; sólo les falta que pasada la fecha de caducidad hicieran como las cintas de Misión Imposible y se autodestruyeran en quince segundos.