Por ahí andan las autoridades europeas (y mundiales) celebrando el veinte aniversario de la caída del Muro de Berlín. Todo un hecho histórico, un sistema totalmente controlado por la burocracia se desmorona cuando los burócratas se van de fin de semana. A continuación en cascada como fichas de dominó empiezan a caer países del mismo bloque. De eso iba exactamente el espectáculo de la conmemoración en Berlín, de bloques que se iban derribando uno a otro como las fichas del dominó. Hasta ahí la idea está bien, como es una celebración en positivo, pasan de puntillas sobre uno de los detonantes de la desaparición del bloque soviético: su total incapacidad de controlar la catástrofe de Chernobyl que mandó todo al traste al comprobarse el nivel de la superpotencia para enfrentarse a la situación y más cuando tuvo que aceptar ayuda de occidente tras reconocer que no habían avisado de la catástrofe a los países afectados por la contaminación y que no sabían qué hacer. Mala cosa para una potencia mundial.
Y empezaron a caer los regímenes comunistas del este de Europa, toda la URSS era en realidad un gran cuento estadístico, y todos decidieron que lo suyo era pasarse al capitalismo como modelo económico. Que al final resultó ser que era el meollo del asunto, y la ficha de dominó de la esquinita, como en esos programas de la tele donde siempre hay una ficha que va y no cae, China, se escaqueó de tantas movidas como la perestroika y el cambio de modelo. Los chinos, mejor dicho el partido comunista chino decidió que su opción era conservar el modelo de partido único pero eso sí pasándose a la economía capitalista. Y coló, es decir, el asunto no era de mayor o menor democracia, el asunto era de mercado. La URSS y sus países del bloque del Pacto de Varsovia no existen ya. Una buena parte corrió a apuntarse a la OTAN y solicitar el ingreso en la Unión Europa, por aquello de librarse del vecino ruso y poner algunas barreras.
Así que el último tercio del siglo XX presenta una buena variedad de modelos de transición hacia algo, que no está muy claro qué es. Portugal en primer lugar sale de un régimen totalitario civil confesional y conservador pero con sistema económico capitalista y se pasa a un sistema político democrático con una revolución pacífica organizada por militares, España hace al año siguiente lo mismo pero saliendo de un régimen totalitario militar por fallecimiento del jefe del estado y esta vez el proceso se desarrolla desde el propio régimen con los interlocutores aceptados, el modelo URSS es similar, y la transición se hace desde el régimen, los chinos optan por no abrir la mano en lo del partido único pero sí en lo del mercado.
Vistos los resultados, el personal se preguntará si no les hubiera tenido más interés tratar de emular a los noruegos, por ejemplo. Pero no, el régimen prefirió pasarse de cabeza al modelo capitalista, y los que estaban en el poder, siguieron en el poder, pero sin obligaciones absurdas para con los ciudadanos. Visto desde lejos, cualquiera diría que desde 1917 los ciudadanos soviéticos fueron acumulando recursos, construyendo oleoductos y gasoductos esperando que 80 años después, sus salvadores del partido convertidos en la élite burocrática del sistema, decidirían que era mejor el modelo de libre mercado y de paso se convirtiesen en los empresarios propietarios de todo. También es verdad que eso en el modelo ruso supone tener que registrar varios partidos para dar una apariencia de democracia, pero hay burócratas de sobra para poder hacerlo sin mucho esfuerzo. El sistema muere pero su burocracia sobrevive en el poder. Los chinos pensaron que era un esfuerzo innecesario y por ello optaron por dejar el partido único como modelo de no democracia capitalista aceptable.
¿Qué ha pasado en 20 años?, pues entre otras cosas que antes se argumentaba sobre la falta de democracia de los regímenes del este, pero cuando los regímenes comunistas aceptan el modelo de libre mercado aunque sea controlado por el estado, la democracia ya no es algo necesario.